Un sol es una estrella con un sistema planetario.
Al menos dieciséis banderas de estados soberanos tienen soles. Los hay sencillos, como el de Níger; nacientes como los de Antigua y Barbuda, Bangladés, Japón (Amaterasu-ōmikami) o Malawi; acompañados de aves, como los de Kazajistán (por un águila esteparia) o Kiribati (por un rabihorcado); rayados, como los de Namibia, Nueva Macedonia (en realidad, una variación de la estrella argéada o Sol de Vergina) o Ruanda; flanqueado por tres estrellas, como el de Filipinas; emparejados con una luna, como el de Nepal; o visto a través del agujero de la yurta, la tienda tradicional kirguís.
El Soyombo es el símbolo nacional de Mongolia, y cada elemento (dos rectángulos verticales y dos horizontales, dos triángulos invertidos, el taijitsu, y un fuego de tres lenguas sobre la Luna y el Sol) tienen su significado. Así, el Sol y la Luna de la bandera de Mongolia representan al Padre Cielo del tengrianismo.
Pero los soles más interesantes son, sin duda, los de Argentina y Uruguay, con ojos, nariz, boca, cejas e incluso arrugas en las comisuras de los labios. Son los Soles de Mayo, que representan a Inti, el dios inca del Sol. Hasta 1935 y 1962, los soles de las banderas de Filipinas y Nepal, respectivamente, también tenían rostros humanos.