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Ars Universalis 26: Luna y estrellas
José Antonio Caballero

Empecemos por las banderas difíciles. Los escudos de armas de Croacia y Moldavia (con los mismos colores que Países Bajos y Paraguay y que Chad y Andorra, respectivamente) tienen, aunque pequeños, una luna y una estrella. En el de Croacia, encima del blasón ajedrezado de gules y plata, en el último escudo de la corona del Reino de Eslavonia, hay una estrella dorada de seis puntas, mientras que en el primero, del Reino de Croacia, hay otra estrella (el lucero de la mañana) y un creciente (media luna) de plata. En el escudo de Moldavia, encima y a un lado de la cabeza de uro en el blasón por delante del águila, también están el mismo Venus y una luna creciente. Curiosamente, en heráldica, las lunas siempre son crecientes, aunque sean menguantes.

El Imperio Otomano gobernó sobre lo que hoy es Croacia y Moldavia, pero el creciente y estrella en sus banderas no tienen el sentido histórico que tienen en las banderas de algunos países de mayoría musulmana, como Argelia, Pakistán o Turquía.
Algunas de estas banderas tienen más de una estrella, como la de Comoros (cuatro), Indonesia (cinco, por parecerse a la bandera de China), Turkmenistán (cinco) o Uzbekistán (doce). La estrella de la bandera de Malasia, además, tiene doce puntas y en la de Maldivas no hay ninguna. El creciente y estrella es popularmente interpretado como un símbolo islámico. Sin embargo, sus raíces se hunden en la iconografía Mesopotámica. El origen del creciente (Luna, Sin) y estrella (en realidad, un planeta: Venus, Ishtar) no está en el Corán, sino en una cultura previa a la de los romanos, griegos y egipcios: la de los sumerios.

Finalmente, los círculos grandes en las banderas de Laos y Palau no son soles, como en la de Japón, sino lunas llenas, una, blanca, sobre el río Mekong y la otra, amarilla, sobre el Océano Pacífico.

Publicado originalmente 1/02/2021